En esas tormentosas aguas, Honduras es como un frágil barquito de papel, sometido a fuerzas poderosas y extrañas, sin capacidad para definir sus propios movimientos y menos para orientar su propio rumbo.
Puede parecer apenas una figura literaria, pero Honduras está en los hechos sometida a los vaivenes de la geopolítica que conduce y controla el gobierno de los Estados Unidos. Y en este difícil contexto a Honduras se le asigna un papel que está muy por encima de sus capacidades y de sus intereses.
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