Desde pequeño, Yñigo tiene algo en su devoción religiosa que le vincula a María, la Señora. Cuando escriba los Ejercicios, Loyola dará a María un papel específico muy importante. Pero, por el camino, María aparecerá con frecuencia. En Cataluña visitará Montserrat, pero antes, apenas ha dejado el valle del Urola, se encamina hacia el Santuario de Aránzazu.
